jueves, 28 de agosto de 2008

HISTORIA- POST 3- LA ´LÍNEA DEL DESTINO

Después de aquella conversación, el mar sonaba diferente para ella. No sabía lo que había ocurrido, pero había algo, en su interior, que le había dicho, que aquella no era la mejor forma de vivir. Que tenía que salir de ese agujero en el que se encontraba. Así que cogió sus maletas, a la mañana siguiente, y aceptó aquel trabajo que le había ofrecido en Sevilla. De camino hacía el lugar en su seat Ibiza acabado de comprar, pensaba que era lo mejor que podía haber hecho. Cambiar de aires para que su corazón experimentara otros lugares o zonas en los que posarse.

Y así fue. La primera noche de estar en el lugar conoció a alguién, se trataba de Luis. Un chico simpático, carismático e ilusionado con ella. Al principio era se mantuvo rehacia para comenzar una relación con él, porque no podía dejar de pensar en Marcos, pero con el tiempo supo conocer esos nuevos ojos, que le ofrecían una nueva perspectiva de la vida.

miércoles, 20 de agosto de 2008

HISTORIA- POST 2- LA LÍNEA DEL DESTINO

Pero aquello era real. Por eso nada ni nadie conseguía que su corazón latiera tan fuerte como cuando pensaba en Marcos. Para ella él era especial, esa persona que había estado buscando durante tanto tiempo. Una persona que la quería tal y como era. Y eso hasta alquel entonces no lo había encontrado. A veces pensaba si aquello que le ocurría era producto de la locura, era resultado de una soledad que la impegnaba cada día en su andadura por la vida y ,por lo tanto, se aferraba a algo que no era más que un sueño. Pero ella lo había visto, es decir, había sentido señales, miradas, abrazos... que iban más allá de cualquier distancia, más allá de cualquier amistad y de cualquier sentimiento que había tenido.
Así, se aferraba a que un día en vez de llover, saliera el sol y las nubes abrazaran su alma.
Marta era una chica tímida, divertida, pasional y, sobre todo, soñadora. Al terminar su jornada laboral volvió a su casa y al llamar a su amiga Elena quería comentarle algo de Marcos, aunque sentía que no debía hacerlo. Primero por ella, porque con esa actitud nunca se olvidaría de él, y por su amiga, la cual llevaba meses aguantando teorías infundadas sobre su complicado amor. Así que no le dijo nada.

- Hola - dijo Elena.
- Hola
- ¿ Cómo ha ido el día?

Charlaron durante un rato y más tarde quedaron para tomar un cerveza, como siempre, en el bar de Carlos, donde se juntaron los tres con Carla y Pablo.
Era su grupo de amigos, en los que se aferraba, para no sentirse en el fondo, sola. Seguramente alguna vez os habreis sentido así , es decir, que aunque esteis rodeados de mucha gente os sentis completamente solos, pues eso le ocurría a Marta. Mientras el grupo de amigos mantenía una conversación acerca del viaje que iban a realizar ese verano, le sonó el móvil a nuestra protagonista. Era Marcos. Lo cogió y dijo: Hola, ¿ Cómo estás?. Él respondió: Bien, aquí en casa intentando descansar después del trabajo.
Mantuvieron una pequeña conversación acerca de la vida de ambos. Pero eso fue todo.

martes, 19 de agosto de 2008

HISTORIA- POST 1 - LA LÍNEA DEL DESTINO

Era una noche de verano, calurosa, estrellada y en la que soplaba un viento ligero, de esos que te hacen estremecer, de los que te ponen los pelos de punta. Cada vez que soplaba el viento la piel de Marta se ponía de gallina. Era como si su alma gemela rozara su piel de vez en cuando para que ella notara su presencia. Pero él no volvía o no quería volver y ella se preguntaba cada noche, cada día, cada tarde como era posible.
El amor, se preguntaba, mientras leía su libro preferido, sin hacer caso omiso a lo que decía la novela, era tremendo, pero a la vez cruel. No podía dejar de pensar en aquella cara llena de lágrimas que se despedía para no volver. Pero la situación era así, no podía estar cada noche sin dormir, pensando en que algún día él cogería su maleta y se presentaría en su puerta. Una mañana, concretamente a las nueve menos diez, como de costumbre, Marta caminaba hacia el trabajo. Al ladear su cabeza observó las letras de un bar, se llamaba Lacius. Entró, se sentó en una mesa, y se tomó un café porque aún le sobraba tiempo. Cogió el periódico que estaba en la mesa donde se sentó y comenzó a hojearlo. Lentamente pasaba las hojas, descubriendo tras ellas, que los sucesos la inundaban. Pasaron diez minutos y continuó su andadura hacia el trabajo. LLegó se sentó en su mesa y comenzó a leer el correo electrónico que había llegado a su bandeja de entrada. Las teclas del ordenador acariciaban la yema de sus dedos haciendo que vibrara un sonido a antiguo, pero eso no le llegó a molestar porque se encontraba en su mundo, en su espacio pequeño. Cada mañana se levantaba con dos esperanzas: por un lado que Marcos regresara y por otro que todos aquellos pensamientos no fueran más que recuerdos de un pasado muy lejano, que le había pasado factura, pero que había olvidado por completo.