domingo, 30 de marzo de 2008


El periódico el País ha publicado un artículo explicando por qué la presidenta Cristina Fernández kirchner decidió aumentar las retenciones en el campo. En los medios de comunicación argentinos nos muestran lo que ocurre en el país, pero no la realidad internacional y la verdadera razón de las intenciones de la presidenta.



ESTA ES LA NOTICIA


El 'huracán Cristina' se enfrenta a su gran reto
Argentina se moviliza por primera vez contra la política económica del kirchnerismo
JORGE MARIRRODRIGA - Buenos Aires - 30/03/2008

Cuando en la noche del martes Cristina Fernández se disponía a dirigirse a los argentinos para hablar sobre la huelga de productores agropecuarios, no imaginaba que sus palabras iban a desencadenar la mayor protesta social contra la presidencia de la República desde que los Kirchner llegaran al poder en abril de 2003. En su círculo de confianza se había impuesto la tesis defendida por su marido, el ex presidente, de que la huelga en realidad era un desafío político y que fiel al estilo de gobierno iniciado por Néstor Kirchner lo mejor era seguir adelante y doblar la apuesta. "Teniendo todo a favor fueron hasta el borde del abismo", explicaba ayer el analista Alfredo Leuco.

La inflación gira en torno al 25%, pero el Gobierno la sitúa por debajo del 9%
Fernández tachó de "extorsión" el paro y se burló de los todoterrenos de los huelguistas. Minutos más tarde la clase media ciudadana se unía en las calles a la protesta del campo. "Es una alianza histórica en este país", subrayaba el columnista Joaquín Morales Solá. En los dos días posteriores la presidenta siguió con su huida hacia adelante. Grupos de piqueteros emplearon la violencia contra la protesta ante la pasividad policial y el silencio de algunos medios de comunicación presionados. Hasta que en un gesto sin precedentes, Fernández pidió diálogo.
La mandataria se considera víctima de una jugada política, pero lo cierto es que las cuentas económicas no cuadran pese de la constante reivindicación oficial de la gestión iniciada por Kirchner.
Con las líneas de crédito internacional cerradas, una de las tasas de inversión extranjera más bajas de Latinoamérica y falta de credibilidad ante instituciones económicas internacionales desde que por orden directa del Gobierno el organismo encargado de medir los índices de inflación se salta los métodos técnicos estipulados para ello, la Administración argentina necesita la constante inyección de dinero en efectivo que suponen las retenciones a las exportaciones del campo, el 61% de exportaciones del país. Y lo necesita porque en Argentina quien controla la caja ejerce el poder.
Desde los años treinta el Gobierno federal reparte a discreción fondos entre las provincias. En la práctica, los gobernadores que no quieren verse en dificultades apoyan al presidente, sea del signo que sea. El dinero sirve además para realizar las obras públicas con las que el kirchnerismo muestra su lado social, para otorgar millones de dólares anuales en ayudas sociales directas a las clases más desfavorecidas (su reserva de votos), y para presentar el dato objetivo de que por primera vez en los 200 años de vida del país se van a registrar cinco años consecutivos con superávit fiscal.
Pero el coloso económico tiene los pies de barro. Para poder mantener a pleno rendimiento la máquina exportadora -y por tanto recaudatoria- es necesario que la moneda nacional, el peso, tenga poco valor. Si el Gobierno argentino no interviniera constantemente comprando dólares el peso se apreciaría de inmediato y se reducirían drásticamente las exportaciones y sus ingresos. En el sistema financiero se inyectan millones de pesos a diario, pero esto dispara la inflación, a lo que colabora el que los argentinos no ahorran en pesos, por no confiar en su moneda. La inflación que manejan las entidades bancarias gira en torno al 25%, pero el Gobierno desde hace dos años niega la mayor y la sitúa por debajo del 9%. Esta distorsión falsea muchas otras cifras de la economía. Y políticamente ha separado al kirchnerismo de la clase media urbana que ve cómo su poder adquisitivo se esfuma mientras desde el Gobierno se proclama que Argentina va mejor que nunca.
El sistema necesita cada vez más dinero y a principios de mes Fernández decidió aumentar las retenciones a los ingresos por exportaciones de grano del 35% al 44%. El campo se rebeló y declaró una huelga observada de lejos desde las ciudades. Hasta que Fernández habló desde el atril.



sábado, 29 de marzo de 2008

UN DIÁLOGO, ¿ CON FINAL FELIZ?

Los productores agropecuarios han aceptado el diálogo propuesto por la presidenta Cristina Fernández Kirchner, en el discurso que realizó en el Parque Norte de la Argentina, aunque han dicho que se mantienen alerta si no se cumplen las condiciones que ellos piden. La presidenta, por su parte, continúa defendiendo la idea de no cambiar las retenciones sobre el campo propuestas el día 11 de Marzo.
Los conflictos no terminan hasta que no se llega a un acuerdo, y esta discusión acaba de empezar. El resquicio de esperanza es que al menos se han sentado a hablar en la Casa Rosada ambas partes. Aun así, si los protagonistas del conflicto no ceden en sus posiciones la conflictividad en el país va a continuar como hasta ahora.
Con respecto a las consecuencias del paro agropecuario, el gobierno ya ha tomado decisiones y ha propuesto una solución a la subida de los precios de los alimentos. La presidenta de la Argentina ha afirmado que se mantendran, a partir de ahora, los precios que existían el 1 de marzo, antes de la crisis.


Así no se producirá un desabasteciemiento de los productos de alimentación primaria que afectaría no sólo a Argentina, sino al resto de países del mundo.
Como se puede observar en las noticias del
Clarín o la Nación, la situación de crisis se va mermardo a medida que avanzan los días, aun así esperemos que la torquedad o el afán de querer tener la razón siga perjudicando aún más a los argentinos.

miércoles, 26 de marzo de 2008




ARGENTINA, CADA VEZ MÁS PEQUEÑA

La Argentina vuelve ha encontrarse en una situación de crisis, pero esta vez agropecuaria. La presidenta de la República Argentina, Cristina Fernández Kirchner, anunció que, pese a las constantes quejas de las retenciones y de la subida de impuestos interpuesta por el gobierno a los apgricultores y ganadaderos, no se va a someter a ningún tipo de extorsión por parte de estos. Pero las consecuencias ante esta toma de postura no son agradables, ya que, los precios de los alimentos están subiendo un 40% y los supermercados se están quedando sin estos productos básicos, es decir, la carne, la leche...

Mientras las quejas en la capital federal de Buenos Aires continúa, el gobierno no cede y los argentinos tienen que soportar otro duro golpe en su economía. Para otro país, como por ejemplo España, esta situación sería soportable, ya que tiene recursos económicos para afrontarlo, pero para un país como la Argentina que está intentando salir a flote de una crisis económica es más complicado.


La oposición, Élisa Carrió, observa que la movilización de la capital con el llamado cacerolazo, fue pacífica y que no tiene nada que ver con la del 2001. Pero han habido conflictos en estas protestas.


Seguramente no podemos comparar estas situaciones con las que vivieron hace cinco años los porteños y el país entero, pero el gobierno debe de tener en cuenta que si continúan aplastando las ilusiones de los argentinos y mantienen esas decisiones están abocando a un pueblo al desastre más absoluto y a que la deuda con el Fondo Monetario Internacional no acabe nunca.


No sólo acontece está crisis en la Argentina, también la energética está creando sus raíces en el país. La falta de electricidad, una de ellas. Pero como además el mundo está experimientando un cambio climático espeluznante, los ciudadanos tienen derecho a poder comprarse un aparato de aire acondicionado si hace calor o frío. Pero claro, esto hace mella con la falta de energía, lo que produce que hayan apagones constantes.

La situación del país no es de las mejores, aunque muchos piensen que la cosa mejora. Esta claro que Argentina ha evolucionado, ya que, no tiene a Presidentes como De la Rua o Menem en los altos mando, pero no se puede decir, por el momento, que vivan en las mejores condiciones. Aun así apuesto porque algún día el peso argentino no esté tan devaluado ( 5 pesos-> 1 euro) y que la Casa Rosada se empape no de corrupción, sino de buenos políticos.